miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un reto: Educar para la convivencia.


      La convivencia es para muchos escolares la asignatura más difícil en su centro educativo, donde en ocasiones se producen situaciones de abuso y de violencia entre iguales (Aznar Díaz, 2003).
     A convivir se aprende, y este aprendizaje es necesario para ir configurando una sociedad más justa, solidaria, pacífica y democrática. Algunas propuestas que potencian este aprendizaje desde el centro escolar son:
  1. Implicar al alumnado en la elaboración de las normas del centro.
  2. Potenciar los equipos de mediación entre iguales y mixtos.
  3. Diseñar planes de tutoría que incluyan los conflictos y su resolución pacífica.
     Educar para la convivencia es incidir en los derechos humanos de la persona, a saber respetarlos, tal y como se establece en la Declaración de los Derechos Humanos; también en incidir en la dignidad de la persona (sin distinción de raza, sexo, lengua o religión); y por otro lado, saber ponerse en el lugar del otro (empatía: es decir, de tener en cuenta sus sentimientos, sus emociones, sus opiniones, sus dificultades, etc.).

     Para Vera (2003), uno de los objetivos fundamentales para los años venideros será el de aprender a convivir pacíficamente compartiendo proyectos comunes con otras personas en un mundo diverso y plural, en el que el derecho a la diferencia ha de ir unido a la necesidad de algunas normas mínimas relacionadas con la idea de la dignidad y los derechos humanos. La carencia de recursos para convivir en un mundo plural y cambiante, que nos somete a procesos de socialización divergentes, puede provocar un desfase humano en aquellas personas que no aprendan a adaptarse a esta dimensión del mundo actual.

     Por todo ello, en palabras de Aznar y Fernández (2004), los valores que se consideran imprescindibles para lograr una convivencia realmente humana serían: la dignidad del ser humano, la libertad, la igualdad, el respeto activo, la solidaridad y el diálogo.

     Para que la educación para la convivencia sea un hecho constatable en los centros educativos, el profesorado del centro debe caracterizarse por mantener ciertas actitudes como son:
  1. Escuchar las ideas de su alumnado y de los compañeros sin ningún tipo de prejuicio.
  2. Ser respetuoso con las actitudes y la forma de ser de los demás.
  3. No hacer comentarios despreciativos ante las opiniones de nuestro alumnado.
  4. Valorar las diferencias de todo tipo que se puedan dar dentro del aula, como algo positivo y enriquecedor.
   Con todo ello fomentaremos actividades en las que nuestro alumnado podrá manifestar sus opiniones y realizaremos actividades que favorezcan el acercamiento y conocimiento de diversas costumbres, creencias, étnias, culturas, etc... así como algunas otras minorías (ancianos, discapacitados, etc) como paso previo para que puedan respetarlas. En las situaciones en las que se manifiesten diferentes actitudes, comportamientos o formas de ser las analizaremos desde un punto de vista crítico y positivo. Todo ello se realiza con el objetivo de enseñar a pensar, a reflexionar críticamente, a identificar y resolver problemas, a investigar y a aprender; fines básicos de una educación para la convivencia (Aznar y Fernández, 2004).

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